Capítulo 4: Recuerdos

Posted by Kamijou Hiroki

No debí dejar que Kavi me convenciera de regresar a casa del viejo. Sí, su casa, como me dijo cuando me corrió. Pero extraño a mi hermano, hemos estado separados demasiado tiempo y no quiero alejarme tan pronto. No ahora que se ve tan interesado en un hombre, desde...

Camilo se colocó bocarriba en su cama, incómodo por el camino que estaban tomando sus pensamientos.

–Kavi, me la vas a pagar, sabes que estas paredes contienen demasiados recuerdos, conocimientos y secretos molestos –refunfuñé, mirando la representación del universo que el abuelo había hecho que sus pupilos dibujaran en la habitación que compartimos, cuando huyó con nosotros y se estableció allí. Sonreí, llevado por los recuerdos de nuestra niñez.

¿Por qué dejamos que nos distanciaran así, Kavi? Fuimos felices. Antes de hablar, ya nos comunicábamos en nuestro lenguaje personal. Jugábamos a las escondidas con los pupilos del abuelo. Cada día, era una aventura, hasta que...

Camilo volvió a colocarse de lado en la cama. Frunció el ceño, molesto consigo mismo por dejar que aún le afectaran los recuerdos. Buscó con su mente a su hermano, pero estaba encerrado con el abuelo y no quería saber lo que hablaban. Hubiera podido descubrirlo con facilidad, pero si el viejo no quería que él lo supiera, mejor para él.

Maldito viejo. Él había sido el culpable de que con los años comenzáramos a distanciarnos. Él con su incesante manía de señalar nuestras diferencias. Camilo, eres salvaje como tu madre. Kavi tienes la elegancia de tu padre. Camilo, esto es como respirar para ti, pero no para tu hermano. Nada de juegos, él tiene que estudiar. Así, poco a poco, fue haciendo consciente a Kavi de sus limitaciones, creándole un complejo que no debió de existir en primer lugar.

Camilo volvió a colocarse bocarriba, recordando cómo siempre parecía saber todo antes de que se lo explicaran y cómo solían mirarlo Kavi y el abuelo en esos momentos. Había sido precisamente por el dolor en los ojos de su hermano y el fastidio en los ojos de su abuelo que había comenzado a actuar indiferente ante todo lo que era importante para el viejo. Era un niño, pero quería defender a su hermano, sólo que no sabía cómo hacerlo cuando este idolatraba al hombre.

Kavi, ¿a quién miras tanto?, preguntó a su gemelo a los quince años. Gracias a un repentino viaje del abuelo, habíamos vuelto a conectar. Ahora, pasábamos mucho tiempo en el tejado, luego de escaparnos por la ventana de nuestra habitación, hablando sobre nuestro futuro. Huiríamos juntos... claro, primero tuve que prometerle que lo dejaría terminar sus estudios con el viejo... y seríamos grandes aventureros. Nuestras odiseas serían conocidas por todos. Fue durante una de esas tardes que Kavi volvió a quedarse silencioso de repente, mirando a alguien a lo lejos. Sabía a quién miraba. Hacía días que lo había captado, pero lo que no entendía era por qué miraba tanto al pupilo del abuelo.

–Kavi, Kavi –Camilo sonrió al acordarse del primer hombre que había puesto el mundo de su hermano de cabeza. Aunque el joven provenía de una respetable familia cristiana, había quedado repentinamente huérfano y había buscado refugio allí. Para ellos, había sido una sorpresa que el abuelo le diera asilo y cuando intentaron preguntar por qué, él los mandó a callar–. Maldito anciano –refunfuñó, levantándose de la cama, caminando hacia la ventana. Mientras observaba la noche caer, los recuerdos regresaron.

Kavi había comenzado a verse a escondidas con el pupilo. Camilo se sentía feliz y extraño. Los sentimientos de su hermano fluían fácilmente a su mente. Fue por eso que, cuando regresó el abuelo, se volvió el cómplice de la pareja de enamorados sin que estos se lo pidieran, pero agradeciéndole en silencio. Había sido entonces, cuando había comenzado a “seducir” a los tutores para mantener la atención del viejo en él. Al comienzo, sólo hablaban. Con los años, comenzó a aventurarse a más y más.

Por desgracia, todo lo bueno llega a su fin y un día, el abuelo cansado del extraño comportamiento de Kavi, quien apenas lograba ocultar su enamoramiento, decidió seguirlo. Camilo se dio cuenta y antes de que este encontrara a su hermano en brazos del joven, lo buscó y lo abrazó él.

–Eres un depravado –dijo, cruzándole la cara con una violenta bofetada que le sacó lágrimas de los ojos–. Estoy cansado de fingir que no veo lo que haces con otros hombres –continuó, mirando con asco del pupilo a su nieto. El pupilo, avergonzado, salió de la habitación–. No te quiero cerca de tu hermano. Él es un joven íntegro, intachable, que sí desea aprovechar sus talentos. Lárgate y no vuelvas –fueron las últimas palabras que le dirigió el viejo, señalándole la puerta.

Camilo jamás le dijo a Kavi qué había sucedido y el abuelo le había contado una historia falsa, que él había huido y él había intentado encontrarlo sin lograrlo. Esa noche, tanto él como el pupilo habían sido echados de la casa. Sintiendo la desesperación de su hermano por su amante perdido, había intentado encontrar al joven, pero este había desaparecido de la faz de la Tierra. Dato que jamás le había comunicado a su hermano, cuando un año después se encontraron en unas tierras cercanas y reanudaron su relación fraternal.

–Viejo, sigues intentando mantenernos separados con tus secretos. Pero tú y yo sabemos que me tocará cuidarlo, mientras él cuida eso que le estás confiando. Somos una unidad, lo sabes. Separados, su vida correrá peligro y por él, óyelo bien, maldito –Camilo se paró en el medio de la habitación, serio, increíblemente serio–; por él, utilizaré todo el poder que duerme dentro de mí. Porque él es mi hermano, mi sangre y merece estar a salvo y ser feliz –rugió, tirándose en la cama con una gran sonrisa al sentir el respingo que había dado el viejo.
Oh, sí, siempre había podido colarse en su mente. Sólo que nunca le había interesado hasta ese momento.

–Oh, oh –Camilo sintió la bofetada y los pasos molestos de Kavi. No había fallado a su promesa de forma inconsciente. Pero, claro, su hermano jamás le creería. Además, no podía explicarle.

Lo cierto era que cuando sus ojos se habían topado con la mirada de Jared supo que su vida no volvería a ser igual y vio el reflejo de secretos más antiguos que la vida misma. Y, lo cierto fue que, se aterró y por eso volvió a su papel de Casanova. De esa manera, mantendría a Jared lejos de él y ambos estarían a salvo de lo que podría ser un fuego que los consumiría hasta las cenizas. Y sentía que el mundo necesitaba a ese joven y sabía que él podría llegar a necesitarlo de la misma manera o incluso más. Por amor a su hermano, por la promesa que le hizo, por la tarea que el viejo le había encomendado esa noche, por la misión que siempre supo él e tocaba, protegerlo, no podía enamorarse.

–¿Yo enamorado? –lanzó una carcajada. Jamás se había enamorado. Sus padres se amaban y los habían dejado solos con ese amargado anciano. Su hermano amaba al pupilo y este no había dudado en desaparecer a la primera dificultad. No, él no se enamoraría ¡jamás!

Cruzó los brazos tras su cabeza y las piernas a la altura de los tobillos y contemplando el universo en el techo de su habitación, se preparó para la discusión que tendría con Kavi.

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